Una palabra puede causar dolor y puede sanar. Todos lo sabemos, todos lo vivimos. Las palabras hacen y deshacen nuestras relaciones, enamoran y destruyen; le dan sentido a las cosas que hacemos y que nos pasan. Ganan o pierden negociaciones. Generan ideas y proyectos y determinan cómo la pasamos en el camino. Son sin dudas nuestro principal poder, como dice Dumbledore, nuestra más inextinguible fuente de magia. Entender las palabras, entender nuestra relación con las palabras es, por eso, probablemente la base de vivir mejor.

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El mundo vive crispado. Y muchos y muchas lo sufrimos. En las discusiones absurdas en el tráfico de la ciudad que escalan a grados insólitos de violencia, en las peleas de pareja por asuntos nimios que carcomen la relación, en las broncas monumentales con los que más queremos, madres, padres, hijas, hermanos. Fracturas políticas e ideológicas irresolubles que desgastan amistades e instituciones. Negocios, ideas y proyectos que se truncan por la falta de confianza.

¿Qué le ha pasado a la palabra? ¿acaso hemos perdido la virtud de conversar? ¿cómo nos hemos transformado, casi sin saberlo, en escépticos del diálogo?

Este curso es un intento de respuesta a estas preguntas. Hay un cúmulo de ciencia de la palabra y de la conversación que muestra, en primer lugar y por sobre todo, su increíble capacidad de sanar. También dilucidando qué contextos la vuelven más efectiva.

El curso tiene cuatro clases para empezar a descubrir como aprender a conversar puede ser una herramienta simple, pero profundamente transformadora. Aplicaremos estas ideas a ámbitos muy distintos que incluyen la ciencia de la palabra en:

1.  Negociaciones.
2.  Regulación de emociones y la salud corporal.
3.  La educación.
4.  El enojo, la ira, las peleas que producen profundo malestar personal y social.
5. Como herramienta para amainar la aparentemente irresoluble diferencias ideológicas que bloquean el funcionamiento de instituciones grandes y pequeñas, públicas y privadas.

Mariano Sigman