Las ideas complejas no son como otros productos o servicios. Son construcciones abstractas, que no se auto-explican ni despiertan –por sí mismas– los sentidos y la imaginación de otras personas. Sin embargo, muchos emprendimientos y apuestas personales se basan en ideas complejas y, para prosperar, necesitan que otros las registren, las compren, se interesen.

Para lograrlo, el truco no es simplificar las ideas complejas. Eso muchas veces es imposible (sin perder algo importante en el camino). El truco es hacerlas relevantes para los demás.

En este encuentro vamos a conocer y probar herramientas de distintas disciplinas para que las ideas complejas lleguen a las personas que las pueden hacer despegar. Vamos a hablar sobre cómo aprovechar sesgos cognitivos a nuestro favor, cómo usar datos para transmitir lo que queremos, y cómo poner a los otros en el centro de nuestra idea compleja, entre otros recursos.