En el siglo III, el filósofo Carnéades hacía notar que lo único que aprendían a hacer bien los hijos de ricos y reyes era montar a caballo. Claro, no aprendían ciencias ni letras porque los maestros los alababan y consentían. Tampoco aprendían a luchar, porque el entrenador siempre los dejaba ganar. Pero el caballo no sabe que son hijos de ricos: si no sabían montar, los derribaba. Así, no les quedaba otra. Aprendían a montar.

Hoy somos todos hijos de ricos. Cuando nos enseñan, muchas veces se preocupan más por hacernos sentir bien que por ayudarnos a crecer. Más por subirnos la autoestima que por empujarnos a mejorar.

Epicteto es como esos caballos: no tiene piedad, no te deja pasar una. No te halaga, no te suaviza el mensaje. Pero si aprendés a escucharlo, te transforma. Porque él mismo lo vivió: fue esclavo, lo perdió todo… y sin embargo, fue más libre que nadie. Dueño de sí mismo, incluso cuando no era dueño de nada.

En este curso vamos a dejar que Epicteto nos hable sin filtros, como lo hacía con sus discípulos. Vamos a descubrir su visión de la libertad, su manera de liderar las emociones, su forma de afrontar los vínculos, la adversidad y el poder. No es cómodo. Pero es profundamente liberador.

Porque Epicteto no te acaricia: te forma. Como un caballo que te tira hasta que aprendés a montar de verdad.

Christián Carman