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Poggio Bracciolini fue un gran humanista italiano de 1400. Se la pasaba visitando las bibliotecas de los monasterios para “tomar prestados” manuscritos de obras clásicas. Gracias a él, se popularizaron y rescataron innumerables libros. Pero, cuando hurgando en los polvorientos estantes de la biblioteca de la Abadía de San Galo, en Suiza, lo vio, no lo podía creer. Era un manuscrito muy gordo que contenía algo que se creía perdido para siempre, una versión completa de la Institutio Oratoria de Quintiliano.

Marco Fabio Quintiliano fue, probablemente, el mejor maestro de oratoria de todos los tiempos. Son 12 volúmenes. En el último resume el corazón de la oratoria: non docere modo sed movere etiam ac delectare audientis debet orator (el orador no sólo debe enseñar, sino también emocionar y deleitar a la audiencia).

Como Poggio, en este curso vamos a tomar prestados los consejos que aparecen en las obras de Quintiliano, Aristóteles, Cicerón, Platón, pero también las que se dan hoy en día, por ejemplo, para preparar una charla TED. Lo nuevo y lo viejo: un combo explosivo al servicio de una comunicación eficaz.

Christián Carman