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Yo estudié filosofía porque el profesor que más admiraba era filósofo. Si él hubiera sido el profesor de educación física, hoy estaría haciendo de personal trainer por Zoom. Pero no, era filósofo. Lo que más me fascinaba de él era la capacidad que tenía de ubicar cualquier pregunta que le hicieras dentro de una visión de conjunto que le daba las herramientas y el contexto fundamental para contestarla. Tal vez, no siempre tenía la respuesta, pero siempre sabía cómo plantear el problema. Sabía pensar y sabía cómo comunicar lo que pensaba. Sabía mostrar los errores de una posición y sabía argumentar a favor de la suya. Pero, sobre todo, tenía visión de conjunto, tenía todos los conocimientos integrados jerárquicamente, una gran virtud intelectual que por el amor a la especialización de nuestro siglo se fue perdiendo de a poco. Nosotros ya no la tenemos. O por lo menos, no la hemos recibido en la Escuela. Los griegos, sí. Y los medievales también.

Los estudios universitarios introductorios de los medievales consistían en tres disciplinas que reunieron bajo el nombre de Trivium (tres vías, tres caminos): la gramática para entender el lenguaje; la lógica para aprender a pensar y la retórica para aprender a comunicar lo que pensamos.

En Baikal queremos renovar el Trivium medieval.

En este curso, con contenidos actuales, pero con espíritu medieval, me propongo ofrecerles una visión de conjunto en el que veamos cómo pensar mejor y cómo comunicar mejor lo que pensamos. Para recuperar un poco todo lo que hemos perdido. Siempre hay tiempo.

Temario:

1.  En el primer encuentro vamos a profundizar en la relación entre las palabras, las ideas y las cosas: ¿pensamos con palabras? ¿qué es una idea? ¿cómo se vinculan nuestras ideas con la realidad?
2.  En el segundo encuentro vamos a presentar las distintas concepciones acerca de la verdad y cómo funcionan los enunciados en nuestro pensamiento. También vamos a profundizar en los razonamientos como instrumentos para conservar la verdad.
3.  En el tercer encuentro vamos a explicar las falacias más típicas, o sea, los tipos de razonamientos que, aunque son incorrectos, por alguna razón los seguimos usando porque nos engañan.
4.  En el cuarto encuentro nos metemos de lleno en las preguntas más profundas sobre el conocimiento: ¿se puede conocer la verdad o todo es construcción? ¿cuánto ponemos de nosotros mismos cuando conocemos? ¿hay un mundo ahí afuera? ¿es la ciencia la única forma válida de conocimiento o hay otras?
5.  En el quinto repasaremos las preguntas más importantes que se han hecho a lo largo de la historia sobre la ciencia en particular: ¿Cuál es el método de los científicos? ¿por qué les va tan bién? ¿les va tan bien como pensamos? ¿qué es una teoría? ¿cómo se justifica una creencia científica?
6.  Luego de estudiar el conocimiento, tenemos que meternos en la manera en que comunicamos el conocimiento. En el sexto encuentro veremos los consejos prácticos que se dan ya desde Cicerón para preparar una buena exposición oral.
7.  En la séptima vamos a concentrarnos en cómo argumentar y defender una idea frente a un adversario. Porque no siempre gana una discusión el que tiene razón. También hay un arte en cómo discutir, que hay que aprender.
8.  En la octava vamos a repasar todos los contenidos, para integrarlos aún más y lograr una visión de conjunto.

Christián Carman