Contenido de la actividad

Siempre disfruté de la música. Sin embargo, algo me hacía ruido.

Cuando tocaba Bach, Mozart y Beethoven estudiaba con gente que sólo tocaba Bach, Mozart y Beethoven. Pero llegaba a mi casa y tocaba los Beatles o Serú Giran. Y cuando en un fogón empezábamos a cantar zambas también me gustaban, pero a nadie le gustaba Bach, tan “aburrido”, ni el Jazz…

¿Y qué hacés si querés tocar Beatles, y Ariel Ramirez, Bach (especialmente los días de lluvia) o Queen?
Te conectás con gente delirante como la de Baikal para trasladar el conflicto (o tal vez el inmenso placer) que genera ser ecléctico.

Encuentros para disfrutar, sin aviso previo. El único warning es que te podés encontrar con cualquier cosa. Tal vez Rapsodia Bohemia, un canto gregoriano, una obra de jazz o una sinfonía de Franck. Tal vez descubras algo completamente nuevo y abras una fuente inagotable de placer.

Te propongo que en estos encuentros te dejes llevar. Te voy a mostrar rincones de la música que son asombrosos, entrañables. Como un viaje en el que vivís cosas que después te quedan para toda la vida. Y vamos a desarrollar juntos la sensibilidad para que puedas disfrutar cada vez más de uno de los grandes placeres de la vida, que te va a acompañar siempre.

Tal cual dijo Nietzsche, la vida sin música sería un error.

La actividad no tiene una duración determinada. Imagínatela como un taller de pintura al que vas los meses o años que quieras a desarrollar tu habilidad de pintar mejor.

Sergio Feferovich