Un rey tuvo un sueño inquietante: soñó que se le caían, uno a uno, todos los dientes. Preocupado, llamó al adivino más prestigioso del reino para que interpretara su sueño. Al escucharlo, el adivino palideció y trató de retirarse, pero le exigieron que hablara. Finalmente, dijo: “Majestad, lamento informarle que esto significa que verá morir a todos sus familiares”. El rey, furioso, ordenó ejecutarlo y pidió un nuevo adivino.

El segundo adivino escuchó el sueño y, sonriendo, le dijo: “Majestad, lo felicito, significa que será el más longevo de toda su familia”. El rey, complacido, lo colmó de honores y lo invitó a su mesa.

Moraleja: no solo importa lo que se dice, sino cómo se dice.

Y la mejor manera de comunicar un mensaje es a través de historias. Estamos diseñados para escuchar relatos: nos atraen, nos motivan, nos emocionan y nos ayudan a comprender mejor el mundo. Nuestra forma de pensar y de darle sentido a lo que nos rodea es narrativa. Basta con hacer una simple prueba: si le preguntas a alguien por qué eligió su profesión o emprendió un proyecto, difícilmente te dará una lista de razones. En su lugar, te contará una historia.

El arte de contar historias es tan antiguo como la humanidad misma. Aunque hoy se le llame storytelling, este recurso existe al menos desde la Odisea de Homero.

Por eso, aprender a contar historias de manera efectiva es clave para generar impacto. Y eso es exactamente lo que vas a aprender en este curso.

Christián Carman