Por Camila Petignat.
En el Instituto Baikal solemos preguntarnos “¿Cómo será el futuro?”. Pensar escenarios hipotéticos y divagar con las respuestas es un ejercicio muy divertido, en el que la imaginación y la creatividad tienen todo que ver.
No hay duda que mientras más creativos podamos ser, más fácilmente podremos imaginar el futuro y por lo tanto diseñarlo a nuestro antojo. Hoy la neurociencia afirma que en un día podemos tener alrededor de 65 mil pensamientos, de los cuales el 95% se asemejan a los que tuvimos ayer y a los que tendremos mañana. Entonces ¿Cómo ser más creativos si pensamos todos los días lo mismo?
Hace unas semanas nos visitó el Dr. Estanislao Bachrach, biólogo molecular y autor del Best-seller “Agilmente”, para conversar sobre cómo la neurociencia nos ayuda a resolver este dilema. A continuación, rescato algunas de las ideas que más me impactaron:
Primero, lo primero: Alivio. Creativo no se nace, se hace. Solo el 2,5% de la población mundial es naturalmente creativa. Los cerebros de los Da Vincis, Jobs y Dalís de todos los tiempos, están naturalmente programados para que el surgimiento de nuevas ideas sea una actividad de bajo costo energético. Algo así como un “genio creativo innato” que aún sin mucho esfuerzo mental genera una catarata de ideas.
El otro 97,5% de los mortales estamos regidos por la paradoja del cerebro ineficiente (por llamarla de alguna manera): Para ser creativo, el cerebro tiene que ser ineficiente en el uso de la energía. ¿Cómo es esto?
Desde el punto de vista evolutivo, el desafío más grande de toda especie es la supervivencia, y en la naturaleza para sobrevivir hay que ahorrar energía, es decir gastar poco. Es así que la selección natural actuó sobre los procesos cerebrales de la especie humana, seleccionando aquellos que permitían resolver desafíos y situaciones con el menor costo energético posible. Como consecuencia tenemos un cerebro eficiente que sabe cómo gastar poca energía manejando información, asociaciones e ideas que ya conoce en base a nuestras experiencias de vida; pero muy ineficiente a la hora de relacionar conceptos que en apariencia no tendrían nada que ver. Hoy sabemos que esas “asociaciones raras” son expresiones de la creatividad y bien podrían ser el puntapié de una idea innovadora.
Pensar en forma diferente de lo habitual, es pensar creativamente. En esas circunstancias el cerebro se ve forzado a gastar más energía de lo que le gustaría, generando nuevas conexiones neuronales, intentando dar sentido y coherencia a lo que se está pensando. Es literalmente un ejercicio mental – un trabajo energéticamente costoso – tal y como llevar el cerebro a un gimnasio. Mientras más se ejercite generando asociaciones entre conceptos que parecen no tener relación (“Conceptual Blending”), más ágilmente responderá el cerebro cuando se enfrente a nuevos desafíos creativos.
Parar y dejar fluir. Me siento parte de ese 97,5% de gente común, “para nada creativa”. Sin embargo, reconozco un momento del día en el que me llueven ideas; las siento viniendo desde atrás de la cabeza, a toda velocidad como flashes, apareciendo ante mí como si las pudiera ver, pero sin llegar a captarlas todas ¿Por qué las ideas me vienen cuando estoy en la ducha? Resulta que durante gran parte del día realizamos actividades que son comandadas por el córtex pre frontal, nuestro “poder ejecutivo”. Los procesos cognitivos que permiten realizar esas actividades necesitan de la intervención de la “Working Memory”. Esta colabora con la integración, procesamiento, desechado y recuperación de la información, manteniéndola en forma transitoria en el córtex pre frontal dónde es manipulada. Pero su capacidad tiene un límite. Es como si nuestro córtex pre frontal y la Working Memory fueran un escenario en el que los actores (ideas, información, decisiones) pueden subirse (hacerse presentes en nuestro consciente) siempre y cuando haya espacio en él (capacidad en la Working Memory de procesar la información). Cuando estamos relajados (cada uno sabe cuándo es ese momento) nuestro córtex pre frontal es más permeable a recibir las ideas que vayan surgiendo. Este fenómeno ocurre con mayor frecuencia cuando estamos en esos estados de “piloto automatico” (en la ducha, manejando, meditando, etc.) versus cuando ocupamos la Working Memory realizando, por ejemplo, actividades laborales que requieren de toda la atención del córtex pre frontal y por lo tanto la capacidad de procesamiento de la información está completa. Es decir, las ideas no llegan al consciente porque no hay espacio para recibirlas. Para perpetuar los momentos donde la lluvia de ideas sucede con mayor intensidad un buen ejercicio es identificarlo. ¿Cuál es esa situación dónde experimentas lluvia de ideas?
Una de las técnicas más utilizadas para entrenar la creatividad es el brainstorming. El secreto para una buena lluvia de ideas es delimitar el tiempo en el que el cerebro realizará el esfuerzo mental; Ej: “100 ideas en 1 hr” al cerebro le encantan este tipo de pruebas. En una segunda etapa será interesante no solo eliminar las más convencionales o poco factibles, si no también forzar la combinación o asociación entre ellas lo que dará lugar a nuevas ideas, idealmente más creativas que las primeras. Es muy importante no entrar en pánico, ni tener vergüenza, ni prejuzgar cada idea que vaya surgiendo. En cambio, dejar fluir. Busquemos “cantidad” de ideas para luego filtrar por “calidad”.
Otro consejo práctico es “forzarse” a encarar el problema desde un lugar diferente. Por ejemplo: “¿Cómo se podría resolver este desafío con elefantes rosa?” (Aun cuando suene ridículo).
Por último, alterar la percepción es un buen disparador de ideas creativas. Por ejemplo, cambios en la rutina diaria, como recorrer un camino diferente para ir al trabajo, despiertan los cinco sentidos y alteran la percepción. Esto estimula nuevas asociaciones y permite encarar el desafío creativo con una mente más abierta. También es posible alterar la percepción teniendo experiencias que para uno sean fuera de lo común, realizando nuevas actividades, escuchando música diferente a la usual o leyendo libros de temáticas que desconozcas. En definitiva, que tu cerebro reciba “inputs” bien diferentes permitirá enriquecer tus asociaciones y quizás gritar “Eureka!”.