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Por Marcelo Rinesi.

 

La proyección de los quants en nuestros cascos es de un 97% de probabilidades de que el valle en el que estamos entrando es el correcto, basándose en la correspondencia entre los datos satelitales y las imágenes a nivel del suelo que nuestra BigMule “perdida” supuestamente está enviando a un grupo brasileño de informação livre. A la mierda con eso. El valle es un lugar de emboscada demasiado bueno para que no sea el lugar. La BigMule está en algún lugar cerca, pretendiendo que no es una pieza de equipamiento construida para llevar suministros a donde los caminos son imposibles y todo lo que sea más pequeño que un F-35 es kamikazeado por un micro-drone, sino un maldito perro que perdió su GPS de traqueo pero que convenientemente está enviando video en tiempo real que los civiles pueden captar y re-transmitir por toda la red. No debería poder hacer ninguna de esas cosas, y por supuesto no puede.

 

Son los Chinos los que están haciendo que lo haga. Yo lo sé, la Sargento lo sabe, el piloto del helicóptero lo sabe, el Comandante en Jefe lo sabe, incluso probablemente los bloggers embebidos lo saben. Solo la opinión pública no lo sabe; para ellos es un gran perro metálico al que un desgraciado que debería tener una marca en su archivo de “bombardear donde se lo encuentre” le dio un nombre simpático, un “héroe” que está “perdido detrás de las líneas enemigas” (por dios, que alguien me muestra una sola línea de mierda en todo este lugar), así que por supuesto tenemos que ir ahí como idiotas y “rescatarlo,” para que la guerra no pierda cinco o seis puntos en un maldito índice de análisis de sentimiento público.

 

Así que todos pretendemos que eso es lo que estamos haciendo, pero saturamos el maldito valle con drones antes de entrar, y luego lo saturamos un poco más, y entonces entramos con los bloggers, y por supuesto hay algunos explosivos inteligentes que pasamos por alto y demás, y desarmamos algunos y volamos otros, y perdemos a un par de soldados en el proceso pero dentro de los malditos parámetros, y entonces alguna maldita hacker china es realmente buena en lo que hace, porque no se supone que la BigMule ataque a personas, no se supone que siquiera tenga la inteligencia para saber cómo hacerlo, y de golpe hay una tonelada de sensores y materiales compuestos más rápidos que la mierda que me están atacando, y, lo admito, podría haber sido un poco más malditamente quirúrgico, pero conocía a los chicos que acababan de morir en esta misión de mierda de rescate a un perro robot, así que descargo todo lo que tengo en las computadoras principales del hijo de perra, y yo solía ayudar con el mantenimiento, así que para cuando me quedo sin balas no hay suficiente en esa pila de basura para mandar un tweet de mierda, y todo el mundo me está mirando como si le hubiese costado a los Estados Unidos cada corazón y mente en el planeta, en vivo en video HD, y tal vez lo hice, porque incluso algunos de los otros soldados me están mirando de una manera que no me gusta.

 

En ese momento exacto sé, con la súbita claridad táctica que sólo llega después del hecho, que mi carrera está completa y totalmente jodida, así que hago la única cosa que se me ocurre. Me arrodillo al lado de la BigMule, pongo mi mano donde la gente cree que están sus cabezas, y hago todo lo que puedo para que parezca que estoy rezando; y quién sabe, tal vez estoy lo suficientemente asustado como para realmente hacerlo. No sé en ese momento qué va a pasar — ni siquiera estoy 100% seguro de que no me va a disparar uno de los nuestros. Pero quién lo diría, la Sargento me tiene piedad, o tal vez el rezo funciona, pero se une a mí, y luego la mayoría de los soldados estamos de rodillas y rezando, los bloggers están transmitiendo todo, y juro que al menos uno de ellos también está rezando silenciosamente, recuperamos el cuerpo, tiene lugar el más extraño funeral falso que jamás haya visto, y ya sabés el resto.

 

Así que de mi locura temporal conseguí una medalla, un contrato para un libro, y el dinero para un rancho donde tengo órdenes de mantener alrededor de media docena de malditos robots “veteranos.” Instrucciones de muy arriba, porque personalmente odio a esas cosas. Pero he llegado a odiarlas de la misma forma en la que odio a todos los perros, ya sabes, ni más ni menos. Así que para ser honesto, incluso con el libro y el dinero y todo eso, algunas veces me siento mal por cómo salieron las cosas en el valle, un poco.